¿El Giro o el Colorado?

Antonio Ceja

Cada vez la política nos enseña que no todo está escrito. El ir y venir de las personas, hombres y mujeres dedicadas a representarnos en los Congresos o cámaras legislativas o esa gente que desaparece por una década –o más- y de repente los vemos despachar en las oficinas de gobierno. Esta situación no es exclusiva del tercermundismo latinoamericano.

Apenas el pasado fin de semana, Guatemala realizó elecciones para escoger a su presidente. Otto Pérez Molina es el nombre del nuevo presidente que, junto con su contrincante, el acaudalado hombre de negocios Manuel Baldizón, gastaron –o les dieron para gastar- en su campaña, poco más de 65 millones de dólares.

Quizás el dinero de las campañas políticas pase a segundo término cuando el candidato ganador tiene en su haber un historial oscuro por su fama de perseguidor y por haber estado directamente involucrado en el uso sistemático de tortura y actos de genocidio durante el conflicto interno en Guatemala» entre 1960-1996. Si, un militar torturador gobierna ahora Guatemala.

¿Cuántas veces hemos escuchado la frase “los mexicanos no tiene memoria”? Más de alguno la hemos escuchado y parece que es cierto. Como que nos gusta sufrir de gorra.

A unos meses de las elecciones federales, el país espera con ansias que los partidos políticos presenten a sus candidatos. Hay de todos colores y sabores, mañosos y rectos. Algunos vendrán de consultas públicas mientras otros contenderán por la presidencia mediante la consulta a las bases y otros más lo harán por delegados.

Al menos desde hace un par de años, hemos vendo escuchando en los medios de comunicación  que se resalta a figura de Enrique Peña Nieto, del PRI, como firme candidato a la presidencia de la república. Por otro lado, tenemos al PRD que pretende, mediante una consulta abierta, definir si será Marcelo Ebrard o Manuel López Obrador. De los demás partidos no podemos decir nada porque seguramente formalizarán alianzas para lograr su objetivo: ganar las elecciones.

Muchos consideran a López Orador una persona desequilibrada por su obsesión a querer ser presidente –aunque sea de a mentiritas- mientras que a Marcelo Ebrard, por su trabajo al frente del gobierno del DF, será un hueso duro de roer.

Para el PRI parece que las elecciones son solo mero trámite ya que su virtual candidato parece sacado de un cuento de hadas: bien parecido, pulcro, inteligente y decenas de atributos a cual más que lo hacen, ya, prácticamente el próximo mandamás del país. Tienen, pues, los priístas, todo fríamente calculado. Si embargo, las amistades y el círculo político que le rodea a Peña Nieto parece que no le importa a los electores. El lado más oscuro del PRI está detrás del ex gobernador del Estado de México

Por otro lado, el PAN tiene a tres posibles candidatos para contender a la presidencia del pais: Ernesto Cordero, Santiago Creel y Josefina Vázquez. Cordero – panista desde el 2009- no tiene antecedentes electorales mientras que Creel –famoso por dotar a Televisa de concesiones de juego- tiene en su pasado político los turbios negocios con la televisora.

Josefina Vázquez Mota es quizás la persona adecuada para contender por la presidencia. No se le conocen señalamientos de corrupción durante su carrera política.

¿Qué queremos los mexicanos? ¿Llenan nuestras expectativas los nombres que hoy se escuchan para ser nuestros próximos representantes?

Espere a mañana –metafóricamente hablando- cuando nos digan los nombres de los pretensos que quieren representar a BCS. Y es que en política, nada está escrito.

Al Aire
La señora María Elena Hernández de Covarrubias no para de trabajar. Cuando no está entregando beneficios a la población más desprotegida la vemos inmersa en actividades fomentando y apoyando los diversos programas sociales. Su carisma y espíritu de servicio la hacen ya un elemento muy valioso dentro de la política social… vaya panorama el que pinta a los ganaderos locales; años van y vienen y la cosa se pone peor por la sequía. Aunque los apoyos han llegado, éstos no serán sufrientes ante el pronóstico de sequía –cinco años al menos- que prevalecerá en el estado.