Por Jesús Ojeda Castro

• Urge al Partido Verde simular que el presunto delincuente Narciso Agúndez ya no direcciona a Maximino Fernández  ni a Garibaldo Romero para lograr una alianza con el PRI.
• Alfredo Porras lejos del verde y del PRI con instrucciones precisas de NAM para sumarse a Obregón en el PT
• El Gobernador del Estado Marcos Covarrubias Villaseñor, solicitó a los diputados mayor presupuesto para impulsar el turismo en BCS

El reciente nombramiento del agundista Garibaldo Romero como representante del Partido Verde ante el Consejo Estatal del IFE y presentado ante los medios de comunicación por el aún dirigente de ese partido, Maximino Fernández Ávila., deja en claro que la figura del exgobernador y presunto delincuente, Narciso Agúndez Montaño, sigue influyendo en las decisiones de estos actores políticos, que ya no hayan que hacer para convencer de una vez por todas a los priístas de que vale la pena que los acepten en una futura alianza como medida de supervivencia política que les permita mantenerse dentro del recién iniciado proceso electoral federal.

Obviamente esta circunstancia en la que aparecen ligados Maximino Fernández Ávila en la configuración de estrategias políticas con el aval de Narciso Agúndez, se tratará de negar como ya se hizo burdamente en la presentación ante los medios de comunicación del exoficial mayor de la administración Agundista Garibaldo Romero como nuevo representante del Partido Verde ante el IFE.

En el fondo lo que se pretende es hacerles creer a los priístas, principalmente a Ricardo Barroso y a Esthela Ponce, que en el Partido Verde ya no se cuenta con la presencia del presunto delincuente Narciso Agúndez y lograr de esta manera suavizar o evitar si es posible la resistencia natural que existe en el tricolor sudcaliforniano de hacer una alianza con los agundistas refugiados en el partido ecologista.

Pero nadie va a creer que Garibaldo Romero se mueve solo, pues lo poco o mucho que ha logrado en su vida política, se la debe precisamente al grupo de agundistas refugiados hoy también en el municipio de Los Cabos, desde donde opera precisamente Maximino Fernández, con quien Narciso Agúndez fue captado en la famosa gráfica tomada en Comondú, al celebrar el posible ingreso de ese grupo a las filas del verde.

Ahora por lo que se ve, la estrategia es hacer creer y simular que Narciso Agúndez y su grupo ya no están  en el verde y con ello, lograr la posibilidad de la alianza con el tricolor y desde luego obtener una posible candidatura en el proceso electoral federal que se inició el pasado siete de octubre, por encima de la militancia tricolor.

Veremos si existe quien les crea en el PRI.

Por lo pronto el Partido Verde, al mismo tiempo, ya no cuenta con la posibilidad de ingresar a Alfredo Porras en sus filas, pues este acompañó el pasado sábado en la toma de protesta al nuevo dirigente del PT; Francisco Javier Obregón Espinoza, desde donde se especula que el exsecretario general de gobierno agundista, Porras Domínguez,  buscará ser candidato a la senaduría, es decir, lejos del verde, del PRI, pero con instrucciones precisas de Narciso Agúndez y el grupo de Los Cabos, para estar, eso sí, más cerca del PT y Obregón Espinoza que es prácticamente lo mismo que del desgastado Leonel Cota Montaño.

De tal manera que las desesperadas acciones del dirigente estatal del Partido Verde, seguramente tendrán que ver con el poco tiempo que le queda ya en la dirigencia de ese organismo político que es posible que haga alianzas con el tricolor a nivel nacional, pero de manera parcial.

Es decir que en las entidades donde las condiciones no se den para aceptar una alianza con la inclusión de candidatos del verde en sustitución de aspirantes del PRI, simplemente no habrá tal alianza y todo parece indicar que en la entidad, de realizarse una coalición entre el PRI y el Verde, se realizará sin desplazar ningún priísta por alguna candidatura, si es que el tricolor pretende llegar unido a las elecciones de julio del 2012.

Dejar entrar a los agundistas vía Partido Verde al tricolor, sería tanto como tragarse la idea de que Garibaldo Romero, efectivamente ya no obedece a Narciso Agúndez, pero además también significaría no calcular que las consecuencias para el tricolor, en cuanto a la anhelada unidad interior, serían simplemente desastrosas.

VITRINA
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