Por Antonio Ceja García

Antros Paceños

• De la Vista Gorda

Pese a que la muerte del joven abogado Jonathan Hernández Ascencio el pasado  4 de marzo de 2010 en el bar «Las Micheladas», amén de decenas de hechos violentos como riñas o robos, los propietarios de los comercios de la pomposamente denominada “Zona Dorada” del malecón de La Paz, siguen haciendo lo que les viene en gana quizás en complicidad de algunos funcionarios del ayuntamiento paceño.

El cierre –clausura- temporal de The Jungle y La Katrina, pone al descubierto una serie de anomalías que van creciendo sin que nadie haga algo al respecto. Remito la lamentable muerte de Ascencio porque en su momento, las autoridades municipales, encabezadas por la señora Rosa Delia Cota Montaño había manifestado un “profundo interés” por iniciar una serie de operativos para detectar los focos rojos de los antros paceños y hasta se pensó –para alegría de muchos- obligar a los dueños de bares y demás a que instalaran detectores de metales. En su momento, Protección Civil municipal arranco con operativos para verificar las condiciones de seguridad de los negocios nocturnos y solo encontró “pequeñas anomalías que ya fueron comunicadas a los dueños”. No pasó nada.

Los bares y centros nocturnos en La Paz siguen incrementándose. Cualquier casita o cuartito ya es un centro nocturno y de acuerdo a las autoridades, ésos cuentan con todas las de la ley para operar. Sin embargo, La Katrina y The Jungle llaman la atención por la forma en que fueron “clausurados” sus locales.

De acuerdo al boletín enviado por la dirección de comunicación social del ayuntamiento paceño, se señala que el antro La Katrina –un lúgubre local cerrado mal diseñado- señala que “ya contaba con un expediente iniciado para la obtención de su licencia de construcción pero al inaugurar el sitio el viernes pasado violó la normatividad e inclusive un apercibimiento del Ayuntamiento”.  Y agrega: “En el caso de “La Katrina Discotek” el Director –de licencias de construcción- estimó que los propietarios cumplan con la normatividad en el transcurso de la semana, explicó que ya solventaron rutas de evacuación, señalamiento y redes contra incendio, que eran de los requerimientos que le faltaban al lugar, por lo que adelantó que el fin de semana pudiera reanudar operaciones”.  En pocas palabras, lo que quiso decir el director de licencias del ayuntamiento paceño –Raúl Canseco Castro- es que La Katrina y sus dueños, solamente tenían un expediente para LA OBTENCIÓN DE LA LICENCIA de construcción, es decir, que el local, el cual se remodeló para su apertura, venía operando, la construcción, sin que el ayuntamiento lo autorizara, toda vez que el boletín confirma que solo contaba con un expediente para OBTENER la licencia de construcción. O sea que todos los trabajos – que duraron meses- de remodelación fueron hechos “a la sorda”. ¿Se clausuró la obra? No. Simplemente se dejó correr y alguien tuvo que hacerse de la vista gorda.

El caso de The Jungle es similar. Nadie puede hacer modificaciones a sus propiedades –claro, solo cuando así se especifique- a menos que tenga la autorización respectiva previa presentación del proyecto respectivo. The Jungle inició la construcción de su terraza hace meses sin que ningún inspector del ayuntamiento se parara para exigir la licencia respectiva. El boletín que envía el ayuntamiento paceño señala que “En el caso del segundo –The Jungle- se trata de una clausura precautoria parcial ya que no cuenta con un proyecto de licencia de construcción para la ampliación de una terraza, ni su fachada ha solicitado su evaluación al Comité de Imagen Urbana, por lo que su estado es irregular en todos los sentidos, en este caso la Dirección de Licencias de Construcción desde el inicio de la administración hizo la invitación para regularizarse pero al no acercarse, procedió la clausura”. ¿Proyecto de licencia? Y eso que es.

Con proyecto o no o lo que sea, The Jungle simplemente ignoró la normatividad y sin más, arrancó la construcción de su terraza sin que nadie supervisara la obra de ampliación y, “casualmente” el pasado fin de semana, alguien se dio cuenta de ese detallito y ayer fue clausurado parcialmente. Y agrega el boletín: “establecimiento tiene la autorización para operar en la planta baja, pero explicó que la clausura parcial se levantará hasta que los propietarios al igual ingresen documentación para la aprobación de la fachada al Comité de Imagen Urbana, se apruebe como que también tendrá que avalar los reglamentos para obtener la licencia de construcción para su ampliación”. Traduciendo: primero construya lo que quiera y luego tramite su licencia, así de fácil.

Lo anterior son casos que ponen en riesgo la vida de quienes visitan esos antros. La construcción de  nuevos espacios como los La Katrina – sin extinguidores, salidas de emergencia o rutas de evacuación- y que operó así el pasado fin de semana, resulta por demás obligatoria su clausura definitiva por operar fuera de la normatividad amén de las omisiones de construcción por la remodelación del local. The Jungle, igual: la terraza recién construida –sin licencia ni supervisión oficial- puede ser un riesgo para sus visitantes ya que se hizo sin permiso ni revisión del diseño. Puede un sobrecupo desencadenar una tragedia si se desploma la multicitada terraza que, por cierto, está hecha palma y madera –materiales inflamables- y donde cualquier borrachín puede arrojarle un cerillo y…

Ya no queremos detectores de metales, es mucho pedir; al menos pedimos que se supervisen los lugares donde  van nuestros hijos a divertirse y que no clausuren antros después de “detectadas” las anomalías. Hubieran hecho bien en cerrarlos antes de que se pusieran en operación, pero alguien se hizo de la vista gorda y ese alguien debe largarse ya porque la seguridad de los jóvenes paceños es primero al visitar esos lugares.

Al Aire
Seis de cada diez botellas de licor son adulteradas de acuerdo a un reporte de  la Cámara de Comercio de vinos y licores… Excelente designación la de Álvaro de la Peña Angulo. Tiene carrera valiosa dentro de la procuración de justicia federal. Esperamos que haga un buen papel… todavía nada concreto sobre la operación o no de la Minera Concordia. Mientras, el oro sube y sube.