- Brigadas de candidatos se cuidan unas a otras
- Sigue vigilancia policiaca
- Carolina Castro y Gabriel Larrea en operación
Cabo San Lucas, B.C.S.- Ya han votado los tres candidatos punteros en la competencia por la delegación municipal de este puerto, en una jornada con incidentes menores, según los reportes con que contamos al momento.
Por las calles de esta ciudad, se observan brigadas de vigilancia del voto, vehículos de renta, por lo que se infiere que los dos candidatos punteros se están vigilando unos a otros.

Sólo un incidente menor fue el que se reportó hace unos minutos, cuando el delegado municipal Gabriel Larrea Santana y la secretaria general de la delegación Carolina Castro Corazón se presentaron en la casilla 387 con un numeroso grupo de personas.
Lo anterior ocasionó inconformidad de algunos presentes, que consideraron esto como un acto de provocación y solicitaron la presencia de la policía.
Pero la situación no pasó a mayores, sólo un simple alegato.
Otro de los incidentes ocurre con la apertura de casilla, pero nada fuera de lo normal, pues eso es cosa de todas las elecciones.
También reportan la circulación de personas de aspecto cholo en vehículos de renta haciendo recorridos por casillas en la zona centro. No se sabe de las intenciones, pero suponemos que son brigadas contratadas para violentar la elección un momento dado, tal y como ha ocurrido en otras ocasiones.
VOTACIÓN DE LARUMBE
El doctor José Manuel Larumbe dijo «tener informes» de acciones de acarreo de votantes de parte de simpatizantes del candidato oficial Martín Lagarda. Pero que espera que el proceso transcurra con tranquilidad, como hasta este momento.
¡Todos atentos! – incidentes mayores a colectivopericu@gmail.com
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ODEN Y ACUERDOS EN LAS ELECCIONES DELEGACIONALES:
Es un verdadero gusto informar que las elecciones para delegados municipales están transcurriendo de acuerdo a lo previsto. En general, puede decirse que las operaciones tamal, carrucel, y ratón loco fueron utilizadas por todos los equipos contendientes de acuerdo con las normas vigentes en la industria electoral prevaleciente. Como siempre, en lo económico, en el precio del voto, es donde hubo algunos malentendidos, pero al parecer fueron casos contados, por lo que no se empaña la legalidad de la votación.
La Operación Tamal dio inicio desde muy temprano. Desde alrededor de las siete de la mañana en las casas previamente habilitadas para ello, empezaron a arribar los ciudadanos a quienes después del rico desayuno mexicano se les brindó compañía para que acudieran a votar a la casilla electoral correspondiente.
La Operación Carrucel tuvo igualmente el mismo éxito, según nos informan los equipos de movilización electoral de todos los candidatos participantes. Los vehículos que recorrían todas las colonias de las distintas delegaciones, pudieron levantar, sin contratiempos, a los ciudadanos que irían a votar por el candidato previamente acordado, según el precio acordado. Hasta el momento, no se conocen denuncias de ningún candidato porque se le haya impedido el acarreo de votantes a las urnas.
En la Operación Ratón loco, por su misma naturaleza, ligeramente más complicada que las demás, hubo algunos incidentes, pero afortunadamente las partes se pudieron de acuerdo en el mismo lugar de los hechos y no fue necesario recurrir a los juzgados electorales. Este procedimiento inicia con una boleta ya votada que se le entrega al ciudadano; con ella en el bolsillo, el votante acude a la mesa a que se le proporcione su boleta, va a la urna, deposita la boleta previamente marcada, guarda la boleta en blanco que le acaban de dar, sale del sitio de votación y la entrega al responsable de pagarle lo convenido y de marcar la boleta para iniciar el proceso de nuevo. Finalmente, todos los coordinadores de campaña coincidieron en calificar esta complicada operación, como una práctica ya bien establecida en BCS. Hubo quienes, incluso, se aventuraron a proponer que con un poco de audacia se pudiera alcanzar a registrar una marca sudcaliforniana en esta práctica. Pero hoy todavía sería muy precipitado dar esta posibilidad como un hecho.
Lo que si provocó ciertas confusiones, en Los Cabos fundamentalmente , fue el uso de los tucanes amarillos. Los perredistas decidieron usar esa singular mascota como símbolo de sus candidaturas, pero no faltaron ecologistas y priístas que se confundieron votando por los candidatos que portaban este emblema. En una casilla de San Lucas se estuvo a punto de llegar a los golpes a causa de este galimatías, pues los priístas acusaban como competencia desleal de los perredistas el uso de esa ave, sobre todo cuando hasta hoy aún no está decidido si los amarillos celestes de Los Cabos finalmente emigrarán al ambientalismo.
Por lo que respecta al precio del voto, se dice que se mantuvo sin oscilaciones abruptas durante casi toda la jornada electoral. Fue mayoritariamente a los candidatos perredistas de Los Cabos a los que se acusó de pagar un sobreprecio muy elevado respecto a lo que es pertinente en estos casos. Sin embargo, con el ánimo de no manchar este proceso, las partes decidieron no llevar las controversias a las instancias correspondientes, y se comprometieron desde tempranas horas del día a no implementar estas malas prácticas que pudieran significar un cierto repunte en los niveles inflacionarios
Que bonitos se ven los carros de sandez puppo acarreando gente aca en la ribera, debe haber tenido un buen guardadito o su padrino le dio buena lana por que lo que gasto en su fiestecita de cierre de campaña mas lo de la gasolina de los carros que trae para acarrear gente hoy no ha de salir nada baratito 😀
Más de la tercera parte de la población ocupada (36 por ciento) vive con un salario mensual menor a los 3 mil 483 pesos, cuando se requieren 8 mil 358 pesos para el gasto familiar a fin de no vivir en condiciones de pobreza, aseveró la firma Consultores Internacionale (CI).
Hay 5.7 millones de mexicanos que viven con menos de un salario mínimo y que representan 13 por ciento de la población ocupada, así como otros 10 millones que perciben entre uno y dos minisalarios (23 por ciento de quienes trabajan), precisó.
Entre esta población, los jóvenes conforman uno de los grupos más afectados por los bajos salarios debido a la falta de preparación educativa y pocas oportunidades de empleo, ya que uno de cada tres reciben menos de dos minisalarios y eso hace prever «un peor escenario socieconómico para el futuro».
Si el ingreso calculado por Consultores Internacionales se divide por semana, uno de cada tres trabajadores del país perciben apenas 870 pesos, cantidad que se esfuma tan sólo en la compra de alimentos y ciertos productos indispensables para la higiene personal y el aseo de la casa.
Una canasta de 30 alimentos frescos (huevo, leche, pollo, embutidos, bistec, verduras y fruta), así como pasta de dientes, jabón de baño, champú, toallas sanitarias, pañales y detergente para ropa cuesta en la ciudad de México y su zona metropolitana 563 pesos, de acuerdo con los monitoreos de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).
Esa cantidad absorbe 65 por ciento del ingreso calculado por Consultores Internacionales, pero falta incluir los gastos por servicios que hace cada trabajador y que van desde la renta, luz, agua, gas y transporte, así como los de salud, vestido, educación o incluso entretenimiento.
Las rentas más baratas en las delegaciones o municipios periféricos de la capital se ubican entre los mil 500 y 2 mil pesos mensuales, según anuncios inmobiliarios por Internet, lo que representa la mitad del salario mencionado.
Consultores Internacionales calculó que si dos miembros de una familia ganan un salario mínimo, entonces el ingreso familiar queda 700 pesos por debajo de la canasta básica de bienes y servicios que considera la Secretaría de Desarrollo Social, «por lo tanto requieren de apoyos subsidiados o de incrementar el salario familiar en por lo menos dos a cuatro salarios mínimos».
El salario mínimo, aseguró, perdió 66 por ciento de su poder de compra durante las últimas tres décadas, a pesar de que en términos nominales tuvo un «crecimiento marginal», pero fue debido a la estabilidad macroeconómica y aun así ha quedado por debajo del aumento del índice nacional de precios al consumidor.
Frente a los argumentos que el sector privado y las autoridades han sostenido de que los bajos salarios en el país se deben a la baja productividad de los trabajadores, la firma sostuvo que «también se explican por la incapacidad de generar empleos de calidad, lo cual está estrechamente relacionado tanto con las limitadas políticas para generar capital humano, como industrias de alto valor agregado».
Hay una ruptura, indicó, entre la oferta y demanda de trabajo, lo cual ha resultado en desempleo y altos niveles de informalidad.
Explicó que el minisalario fue afectado desde las crisis correspondientes a las décadas de 1980 y 1990. De este último año a 2000 el salario mínimo subió de 9.96 a 35.12 pesos diarios, un alza nominal de 253 por ciento pero frente a la inflación registró una disminución real de 35 por ciento en tan sólo una década.
No obstante, la firma reconoce que desde 1999 el salario mínimo comenzó a registrar una tendencia positiva en términos reales, pero insistió en que fue marginal y como reflejo de la estabilidad macroeconómica.
Yo estoi como representante de casillas y asta ahorita todo normal a cada casilla se le dieron 500 boletas y llevabos 184 aqi en la 4 de marzo de cabo san lucas
El Paso, Texas. 11 de junio. Allende la frontera mexicana se escuchan también los estruendos de la violencia en Juárez. Los exiliados de la guerra contra el narcotráfico recibieron con júbilo al poeta Javier Sicilia y su gente cercana. «¿En qué momento perdimos nuestro México, señor Sicilia? ¿Cuándo dejamos de sorprendernos de la violencia? ¿Cuándo nos volvimos inmunes al dolor ajeno?», cuestiona con nostalgia Marisela Ortiz, defensora de derechos humanos exiliada a pesar suyo en Texas, pues salió huyendo de las amenazas en Juárez por su apoyo a hijos de desaparecidos.
En la plaza San Jacinto del centro de esta ciudad fronteriza organizaciones mexico-estadunidenses se congregaron en el último acto de la Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad, si bien ya solo llegó hasta aquí una reducida representación. «No more blood» (No más sangre), «Stop impunity» (alto a la impunidad) son algunas de las leyendas que recibieron a la caravana. Hubo arengas en favor de la paz en México, súplicas por detener la violencia en Juárez y reclamos contra la militarización del país.
Al poeta se le veía cansado, pues han sido más de 3 mil kilómetros recorridos y cientos de dolores consolados que lo han dejado extenuado. Saca ánimo para lanzar su última arenga de la caravana en el país que concibe como responsable de todas las desgracias nacionales y condena: Estados Unidos debe asumir su responsabilidad en la violencia que vive México.
Javier Sicilia censuró el silencio de los estadunidenses ante los efectos de esa industria del horror que dota de armas legales e ilegales a la guerra en México, sea para las fuerzas militares o para el crimen organizado. Armas que tantos muertos y familias destrozadas han dejado. «Nosotros le pedimos al pueblo de este país que detenga esas armas, que tienen que decirles al gobierno que esa droga que ustedes consumen no es un asunto de seguridad nacional, sino de salud pública. Tienen que impedir ese Plan Mérida que ha sido nada más alimento para la violencia o serán cómplices de ese crimen de lesa humanidad en México».
La recepción a la comitiva de la caravana –el grueso de sus integrantes ya estaba camino a Torreón cuando Sicilia encabezaba el último mitin– tiene un cierto carácter festivo, aunque se hable de muerte, guerra y desaparecidos, pues se celebra la esperanza que deja el movimiento para lograr la paz.
Las expresiones solidarias en este lado de la frontera son diversas. Hay reivindicaciones a la cultura mexicana, bailes autóctonos, caricaturas de Calderón, banderas de ambos países, vírgenes y bendiciones lanzadas desde aquí, plegarias a la paz, condenas a la guerra. Cualquier forma de transmitir lo que se resume en una leyenda: «El Paso support Juárez» (El Paso apoya a Juárez).
Apenas cruzar la frontera y el denso ambiente de Juárez parece esfumarse. Por primera vez desde que se inició la marcha a la ciudad de México, a comienzos de mayo, un familiar de Marisela Escobedo, la madre de Ruby, ambas ejecutadas, hace presencia en una concentración. Julián Frayre, quien obtuvo asilo en Estados Unidos tras el brutal asesinato de su madre a las puertas del palacio de gobierno en Chihuahua, denuncia que esa muerte fue un «crimen de Estado», cuya responsabilidad le imputa directamente al gobernador César Duarte.
Frayre es de los pocos que han podido obtener asilo con el argumento de la violencia que existe en México. Poco antes del mitin miembros de la caravana se reunieron con familiares de víctimas que viven exiliadas a la espera de que se les conceda el asilo. «Lamentablemente más de 90 por ciento de las solicitudes son rechazadas, argumentando que las amenazas provienen del crimen organizado y no del gobierno mexicano», explica Emilio Álvarez Icaza.
Quizá por eso uno de los anuncios más celebrados este mediodía, durante el encuentro binacional con Sicilia, fue el que hiciera Carlos Spector, asesor jurídico de periodistas y personas que buscan asilo para huir del país:
«¿Cuántos de ustedes creen que el Ejército es el bueno de la película? Ayer el gobierno de Estados Unidos reconoció lo que ustedes ya saben, que el malo de la película es el Ejército Mexicano y que nosotros estamos pagando con nuestros impuestos el genocidio del pueblo mexicano. ¿Cómo lo hicieron? Le han otorgado asilo a Cipriana Jurado, quien ha huido de México por haber documentado los abusos del Ejército».
Las condenas a la política calderonista son casi generalizadas, como la que hizo Alicia Marentes, del Centro de Trabajadores Agrícolas Fronterizos, quien sostuvo que esta guerra sólo ha dejado almas desoladas y vidas desesperadas por la violencia.
Sin embargo, se dice confiada de que «el espíritu vendrá en nuestra ayuda, porque arriba sólo se construye la muerte, pero abajo construiremos laz paz».
Otros señalan el tiempo que aún le falta a México para que Felipe Calderón deje el poder. Cuesta pensar en cuántos meses faltan aún, porque de inmediato habría que proyectar cuántos miles de muertos más habrán de caer para terminar el sexenio.
Exiliada por las amenazas recibidas –sin saber si son del crimen organizado o del bando oficial– Marisela Ortiz asegura que nunca hubiera sido su deseo salir del país. Quisiera haber mantenido su trabajo en Juárez de apoyo a los hijos de los asesinados o desaparecidos, pero no había condiciones para ello, ni garantías para su vida y no tuvo más opción que huir.
«Quiero regresar a México, pero quiero tener garantías. Hace mucho que no quisimos ver lo que estaba pasando, y 8 mil muertos después (en Chihuahua) parece que ya no hay esperanza». Pero aunque a veces llega la depresión y desolación hay que decir que «el exilio sólo ha modificado nuestra forma de luchar, no claudicaremos, ni un muerto más».