Hacer Gobierno: Una visión de estado es imprescindible

Dr. Victor Manuel Castorena Davis

Loreto, B.C.S.- En el mundo del mensajito vía celular, escrito con abreviaturas y palabras código, muchos creen que es posible y deseable hablar o escribir en SMS para hacerlo con claridad y concisión. Yo no creo que eso sea posible, más bien pienso se logra lo contrario. Antes cuando las personas se tomaban todo el tiempo necesario para escribir y leer una carta, éstas se atesoraban, convirtiéndose, en verdaderos tesoros para una persona o una familia, muchas colecciones de cartas se han convertido en libros. Alguien cree que algún día aparezca publicada la colección de mensajitos, chats o tweets de_____? (Llenar con el alias de su grillo, grilla, candidato(a) preferido(a) y después piense si Ud. le pagaría de su bolsa a él o a ella, el sueldo de la chamba que busca o que tiene, piense si compraría ese libro y después acuérdese que Ud. le paga de su bolsa de todas formas, IVAs, ISRs, IETUs, prediales, agua, gasolinas, etc., etc.).

Pensar que debatir las ideas y las visiones sobre el estado y la política es puro rollo y, que las grillitas y tenebras del quítate que “ai-voy-yo”, son la política, en mucho ha contribuido a la lamentable situación económica, social y política que sufrimos todos. La degradación del debate político, ha llevado también a la degradación del quehacer político y del estado.

Muchos nos quejamos de los grillos y de los políticos venales y sinvergüenzas, pero los elegimos y aplaudimos cuando así conviene a nuestro interés inmediato: la chamba pa´l compadre, la esposa o el esposo, el favor, el contratito o contratote. Nos olvidamos qué es el estado, qué son o deben ser las visiones, las instituciones y las políticas, las mujeres y hombres, todas de estado, y terminamos gobernados por la ignorancia, la incompetencia y la corrupción.

Recordando la definición clásica, tenemos en el estado una población o comunidad humana en un territorio, con un orden jurídico propio, una estructura de poder soberano y fines determinados. Un estado democrático tiene como propósitos principales la protección y seguridad de sus habitantes y la promoción de su bienestar.  La estructura de poder, el gobierno, debe de responder únicamente a estos fines, no a los propios de los gobernantes.

Una visión de estado, y por ende de gobierno, debe de ser capaz de articular, proponer y ejecutar las reformas institucionales y políticas necesarias para alcanzar los propósitos del estado. Por supuesto, una visión de estado no es la suma de pavimentos, obras de relumbrón, motorcitos y patrullas, cuentas alegres, abrazos, apapachos e inauguraciones, menos lo es el descarado uso de los recursos propiedad de la comunidad para el uso, disfrute y promoción de los que se han apropiado del gobierno. Veamos algunos temas:

Sí el propósito fundamental del estado es garantizar la protección y seguridad de sus habitantes, empezando por protegerlos del mismo gobierno y de los que gobiernan, entonces la división de poderes que constitucionalmente nos hemos dado los mexicanos, debe de ser fortalecida y evitar que los mismos se subordinen uno al otro. Para los que creen que esto es rollo, piensen que en nuestro esquema constitucional, el poder ejecutivo,  el legislativo, y el judicial, deben ser poderes autónomos, independientes y con una clara división entre los mismos, lo cual en teoría debe de garantizar un equilibrio de poderes que evite que los gobernantes abusen y se aprovechen de los ciudadanos y de los recursos públicos que se les han confiado.

Sí tenemos un poder legislativo sometido al ejecutivo, como ha sido el caso con poquísimas excepciones en Baja California Sur, donde los diputados más bien actúan como empleados y cómplices del “gober”, ya que son propuestos y electos las más de las veces a conveniencia del grupo en el poder o como puro relleno para garantizar cuotas de poder, chamba u otras. Entonces, que nos extraña tener un poder legislativo, sin presencia política y liderazgo real, sin iniciativa propia y sometido a los designios del ejecutivo.

Que nos extraña entonces, como es el caso en Baja California Sur, que los diputados locales promuevan, antes de tirar el 35% de ellos (Colectivo Pericú 13/11/2010) la chamba e irse de campaña, iniciativas que pretenden someter al otro poder autónomo e independiente, el poder judicial, al arbitrio del ejecutivo pretendiendo modificar la Constitución para que sea el “gober” quien califique el trabajo de los magistrados. Lo cual es una absoluta aberración.

El poder judicial en el estado debe ser fortalecido en su independencia y autonomía, debe ser dotado de los recursos necesarios para que cumpla, eficaz y eficientemente, con una de las obligaciones fundamentales del estado moderno, la impartición de justicia.  Cualquiera que tenga asuntos en tribunales en Sudcalifornia podrá decir si esto es rollo, o si debería de ser una prioridad de estado. Sí no hay visión de estado, cómo sorprendernos de esta situación.

Íntimamente ligada a la impartición de justicia, tenemos a la procuración de justicia, otra obligación fundamental del estado. Cualquiera que haya leído la prensa real no los boletines, oído los reclamos de afectados o sufrido en carne propia hechos que hayan requerido la intervención del ministerio público, que nos diga si es necesaria o no, una reforma a fondo, legal, administrativa y operativa, de la manera que se están desempeñando estas funciones. Hay temas fundamentales sobre la mesa: la lucha contra la delincuencia organizada, el mando único policial, la autonomía del ministerio público, etc., etc., que resultan prioritarios y que deberán ser abordados con toda seriedad.

Que nos extraña también, que de repente nos propongan una nueva ley de turismo, que para empezar pone el mundo al revés subordinando el desarrollo urbano y social y también la protección ecológica, al desarrollo turístico, y de paso creando un fideicomiso con facultades expropiatorias claramente anticonstitucionales. Aquí lo central está en hacer lo necesario para lograr un desarrollo sustentable a largo plazo, hay que hacer compatibles el desarrollo urbano y social, con la protección ecológica, la promoción del turismo y de otras actividades económicas. Urge una visión clara que pueda convertirse en reformas.

Lo anterior constituye una pequeña muestra de los muchos rezagos y pendientes que es y será necesario resolver, si acaso esperamos reencauzar el rumbo del estado en la dirección correcta. Todos y cada uno de estos grandes temas y de otros igualmente importantes involucran a todos los niveles de gobierno, el ejecutivo, el congreso local y los ayuntamientos.

¿Están los partidos y las alianzas proponiendo una oferta electoral y programas de gobierno a la altura de las circunstancias?

¿Están proponiendo a las mujeres y los hombres capaces de entender la responsabilidad y la magnitud del reto que enfrentamos?

¿Tendrán los propuestos y las propuestas la honestidad personal y la mínima ética política para autoevaluarse y contestarse a sí mismos, si podrán con el paquete o simplemente se dedicarán a cobrar el sueldo, disfrutar de las canonjías, y hacer como que hacen? Qué lo piensen muy bien y si no pueden que renuncien pero ¡ya!