Por: Salvador Castro Iglesias
Correo electrónico: salcasis@yahoo.com.mx
Se fue Germán Dehesa, escritor, columnista, y severo crítico (con su clásico sentido del humor), de nuestra clase política. Ferviente seguidor hasta el último hálito de su vida, de los Pumas de la UNAM, y acérrimo crítico también, de aquellos Gobernadores, malandros y demás que denunciaba de una manera muy a la Mexicana, en su columna “Que tal durmió?”…
En estos tiempos revueltos y llenos de miseria espiritual (en los que es más divertido criticar, ofender y difamar), Don Germán nos alegraba el día(al menos a que esto escribe), relatando su día a día como si fuera el nuestro.
Amigo de poetas, escritores y de la vida, Don Germán, no solo manejaba la crónica diaria de su vivir, si no que incursionó felizmente en el teatro con sus obras “Tapadeus III”, El gabinete de Belem” y otras más; me hacer recordar hoy a su muerte, aquel pequeño libro que escribió Helena Poniatowska titulado “el último Guajolote”.
Así como los vendedores de guajolotes, camotes, elotes y demás que eran parte del México de principios y avanzados del siglo XX, Don Germán formó parte de ese México que se niega a morir en manos de sicarios, tratando día a día, de contarnos muy a su estilo que México somos cada uno de nosotros y que bien vale la pena, ver la magia de un atardecer en La Paz, los cerros nevados de Toluca, y tantas bellezas que tenemos en este México que se niega a morir cada día.
Se fue como tantos y tantos Mexicanos, que hacen que el que esto escribe, recuerde con dolor y nostalgia aquellos tiempos en que fuimos el gran México que ahora, todos añoramos.
Descanse en paz Don Germán Dehesa … Nos leemos más adelante
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Hacía tants cosas el mismo tiempo, entre otras, responder los correos. A mi también me respondió -o su secretaria, al menos tuvo la amablidad- algunos correos.
Un tipazo por donde se le vea, aunque su columna tenía un punto de sencillez, la calidad de la prosa era encantadora. Sus obras de teatro críticas y bufas que presentó en su antro «La Planta», fueron siempre de buena calidad. No solo eso, las causas que abrazó cada vez que en México hubo desastres que dejaran a los mas jodidos sin casa, sin nada; «la operación cobija» que hacía todos los años para enviar abrigo a las zonas mas frías del país, a la gente marginada. Usó su fama, su relevancia para beneficiar a otros. Ya solo con eso, es una gran pérdida y para los que lo vamos a extrañar, día con día, por su columna. De los pocos que merecen una lagrimitas, aunque nunca lo hayamos conocido cara a cara. Son tantas las cosas que se pueden decir de este fabulosos personaje con quien tuvimos la fortuna de coincidir en el tiempo. Adiós a Don Germán.
Ya era hora que se le hiciera un reconocimiento en este blog a Don German Dehesa, su partida a mi en lo personal me dejo como en un abismo al que ya no podre cruzar al pasado pues el con su narrativa me transportaba a la tradicion familiar, a la casa de los abuelos, a los olores de la comida de la abuela, al vocabulario de antaño, al mexico del ayer al que muchos quisieramos regresar. Guardo dos mails que me contesto con aquella finura que lo caracterizaba y que guardare como un tesoro.
El estilo de Germán Dehesa es inigualable (todavía me resulta muy difícil decir ¨era¨). Quienes lo hemos leído por tantos años sabemos que no hay nadie como el.
Mencionan a Catón como sobreviviente, y si, también es muy buen columnista, aunque en su propio estilo. Pero también tenemos todavía a Rius, no se les olvide.
Le agradezco al Sr. Salvador su comentario sobre Dehesa, somos muchos los que lo extrañaremos.
Hasta siempre.
¿Que tal durmió…?
Me hubiera gustado (aunque dicen que los huevos no son al gusto) que nos hubiese distinguido con una critica -a su estilo- de los gobernantes (?) actuales de BCS antes de cumplir su ciclo vital, tal vez hubiera dejado una lección de cómo se hacen las cosas con humor, pero con un profundo significado; pero nos distinguió sí, visitando al Municipio de Los Cabos para deleitarnos con una charla muy amena a manera de conferencia, de ahí muchos de los asistentes se convirtieron en asiduos lectores de «La gaceta del ángel» que aparecia en uno de los periódicos locales de la zona sur.
Al igual que el cáustico Monsivais, el irónico Catón (sobreviviente), nos deja un buen legado… Su mordacidad al servicio de quienes lo imiten.